Por qué no me gustan los retos lectores
Al ver los retos lectores de todo tipo que abundan por las redes en estos días me pregunto si necesitamos tanta presión en las actividades que hacemos por puro placer. Entiendo que son una invitación a salir de la zona de confort del lector pero me niego a seguirlos.
Este año decidí que mis lecturas no harán parte del ecosistema de la medición. Este año decidí que me saborearé más mis lecturas y dejaré el afán por terminarlas. Este año no me trazaré el camino lector, él se hará solito, como deba ser. No tengo que leerme nada, me leeré las historias que me conecten.
Claro que se siente bien terminar un libro, es el placer de la misión cumplida, de saber el final. De terminar un camino. Pero no quiero decir dentro 365 días “este año no cumplí mi meta lectora”, “este año leí menos que en el pasado”. Porque hasta con los hobbies nos estamos volviendo obsesivos, marcando y marcando casillas.
Mi única meta es decir: este año si que disfruté leer. Este año conocí personajes mágicos, detestables, me metí en temas que adoré o no, subrayé mis libros y releí frases que me conmovieron, estuve en lugares sublimes y en otros que me asustaron. Este año los libros me acompañaron en buenos y malos momentos.
Yo amo leer pero también dejo libros empezados, abandono otros, me aburro con algunos. Leo de noche pero a veces me quedo dormida apenas lo abro o algunos días estoy tan cansada que solo quiero apagar la luz y poner la cabeza en la almohada,o quiero meditar o hacer cualquier otra cosa.
Porque amo leer pero a veces no quiero leer.
Este año los invito a disfrutarse su vida de lectores, si les gustan los retos y eso los motiva pues háganlos pero no lean a la fuerza porque es el camino más seguro para alejarse del placer lector.
Medir, medir, medir ¿necesitamos realmente esto para todo? Lean más, lean menos pero lean plenamente.
