Les tengo una mala noticia: no hay tiempo para leer.
Lo busqué en las largas listas de tareas pendientes que están en la agenda que llevo a mano. Lo he buscado en mi calendario del computador y no aparece. Pregunté en la librería si mis libros nuevos vienen con tiempo para leerlos y me miraron como mal. Hasta miré debajo de mi cama para ver si andaba por ahí escondido y nada. No está. No existe.
¿Y entonces? ¿De dónde saco tiempo para leer si estoy muy ocupada? ¿De dónde saco ese tiempo si lo que me gusta es dormir cuando tengo un ratico libre? ¿De dónde?
No existe el tiempo para leer: el tiempo para leer hay que encontrarlo y se esconde en muchos lugares.
Se esconde en esos raticos que le robamos al día, mientras esperamos a que nos atiendan en el banco; se esconde cuando dejas de mirar el celular y lo pones lejos; se esconde en los 15 minutos antes de dormir en los que normalmente enciendes la tele. Se esconde en esa tarde de domingo en la que te quedas en la cama mirando al infinito; se esconde en la obsesión por no parar de trabajar al final del día. Se esconde en el no tengo tiempo. Se esconde en el amor propio en el que sacamos tiempo para hacer lo que nos gusta y sumergirnos en una buena historia. Es ahí donde yo lo he encontrado.
Alguna vez leí, no recuerdo ya donde, que el tiempo para leer es como el tiempo para enamorarse, cuando tenemos un gran amor al frente, o una gran historia, acabaremos encontrado el tiempo para él o ella.
Photo by Fabiola Peñalba on Unsplash
Me encantó. Excelente reflexión!!
Muchas gracias!